miércoles, 31 de octubre de 2012

¿Ex de dónde?/ Un síndrome gracias a Dios sin cura

By :Aimée Rosa
Me pregunté en reiteradas ocasiones de qué manera podría engatusar a mis ciberpanas al plantearle el presente escrito, y también de manera repetitiva me contesté  que era simple, siendo yo, ya que el tema que en esta versión me compete es parte de ti y de mí.
Aimée Rosa, Exalumna FMA del
Colegio Femenino Sagrado Corazón de Jesús, Villa Juana
y del Colegio Don Bosco. Redactora del Boletín Salesiano de las Antillas.
Lo llevamos en la sangre y no sale en los análisis; lo trajimos consigo y ni siquiera nos preguntaron si nos cabía o no en la mochila; nos brota por los poros y no es precisamente nada parecido a los vellos; nos enorgullece decirlo pero tampoco lo vivimos vociferando porque con el comportamiento es obvio y de paso, no queremos compartirlo con cualquiera; sencillamente pertenece a nuestro código de barras y hoy es inevitable hablar de ello sin que la caja de dientes diga presente en nuestros labios. ¿De qué rayos me está hablando Aimée ahora?, ¡tranquilo mi hermano!,me refiero al Síndrome del que padecemos todos los que pasamos por esta esquina virtual, que por cierto, no quiero que me mediquen ante la erradicación del mismo, me prefiero enferma de por vida y sin remedio: El Síndrome de Ser salesianos.
Para muchos, ser salesiano es parte de haber vivido una etapa en cualquiera delas vertientes del árbol tan amplio que posee esta insignia. Para otros, esos que aún no nos hemos despegado del néctar que trae tal plantación, se trata de una experiencia que hemos querido transmitir a esos que solo nos ven sonreír ante las adversidades como si la vida nunca nos hubiera dado una patada por el trasero; los mismos que se quejan con nosotros de sus problemas y nosotros, como si no tuviéramos los nuestros personales, siempre le regalamos una postura optimista, vivimos aceptando bien frescos la voluntad divina, nos viste una fe inmortal y la risa, es permanente siempre que dos o más se reúnan en nombre de Don Bosco. ¡Eso y más, implica vivir vestidos de este uniforme mundial!
La grandeza de ser salesiano o haber vivido la experiencia de pertenecer por X período a una casa salesiana, es algo tan rico que cada quien tiene el honor de vivirlo de manera distinta. Sí, efectivamente muchos factores hay en común entre un exalumno y otro, pero la manera en la que cada uno lo experimenta tiene la particularidad de ser deliciosamente individual. Cualquiera diría que Don Bosco se tomó la tarea de haber hecho un bonche con invitaciones personalizadas para cada uno, cual verdadero ‘’bacano’’, basta con escuchar la versión de un exalumno de OMA frente a otro de ITESA, uno de Sagrado Corazón frente a otro de IPISA, y en sus argumentos, percatarnos de lo que cito.
Los buenos días constumbre los colegios Salesianos
De esos rasgos en común que no se pueden ausentar en la lista mencionada -unos cuantos que hoy son el alimento de mi experiencia, sustento de mis recuerdos y sello de la personalidad inolvidable que solemos proyectar (¡más modestia y me mato!)-, les he traídoalgunos, repito, unos cuantos, no son ni la décima parte de un total que dicho sea de paso, dependiendo el país, puede variar. En ningún exalumnofaltó un Día del DOMUND –Domingo Mundial de las Misiones -; menos,un rosario a la virgen Ma. Auxiliadora los días 12 o los 24 decada mes;ni hablar de octubre que es el Mes del Rosario; podía caer el aguacero del siglo y nadie nos despintaba esos clásicos ‘’buenos días’’ antes de subir a las aulas; el Ángelus o Saludo del Ángel a María antes de empezar la jornada, era algo fundamental –en el caso de las FMA-; el ¡Viva Jesús! seguido de su ¡Viva María!como el ¡hola! común que emiten los civiles de la calle, era nuestro saludo;una  Biblia en la mochila no podía faltar; pararse de la butaca y reverenciar al que llegaba a la puertadel curso era típico elemento de distinciónde los alumnos salesianos, fuera quien fuere el visitante;¿y los martes? los martes eran consagrados como días misioneros y fue necesario sacrificar parte de la merienda para tales fines;y por último, lo más importante, el 31 de Enero, nuestra independencia nacional como congregación; en fin… el que no entonó aunque sea de intento canciones como "Moviste mi corazón" o "Jesús quiero caminar" , ni vivió un fin de semana en Pinar Quemado -Jarabacoa (Rep. Dom.)-, ni durmió en pabellones en compañía de su mejor amigo el mosquito, no pisó una casa Salesiana, ¡cero cuento!
He decidido dedicar parte de mi existencia a la promulgación de esta obra, atendiendo a un deseo que por años he ido abonando, y es precisamente el de saber que mis hijos algún día puedan brincar, correr y respirar el aire don bosquiano-mariano que solo se siente morando en los espacios de los que les hablo, esos que constituyen una de las experiencias que no se describen, sino que simplemente se VIVEN (con mayúscula).
Tres asignaturas se imparten en las casas salesianas que en otros centros educativos se obvia y son ellas la razón por las que muchos debieran matarse por pertenecer a una de las ramas del árbol salesiano:los exalumnos, salesianos, jóvenes  de Don Bosco, GiovaniExallievi, JEX o GEX, como mejor te parezca, gozamos de un arte de sonreír aún en los peores momentos; hablamos una lengua positiva y/o optimista cuando todo parece desmoronarse; nos impartieron en nuestra cede una materia basada en la ciencia del poder aceptar siempre con dientes en labios y una taza de fé, la voluntad de Dios; caminamos por las pruebas humanas con una vibra espiritual a otro nivel, sencillamente porque no andamos solos, somos tres (y no los que echaron a Pedro en el pozo ni tampoco ‘’los mosqueteros’’), nos acompañan las 24 horas Don Bosco, Jesús y María. ¡Díganme ustedes!, ¿para qué más?
Si el exalumno, que a final de cuentas no es EXalumno, sino extranseúnte de una de las casas salesianas -porque si lo vive de verdad nunca toma la puerta de ida (si lo vive de verdad claro está), supiera que la mejor parte de vivir esa experiencia está justo cuando salimos de casa, no dudaría en volver a las aulas y empaparse meramente de esta esencia, para salir nueva vez y esparcir en su entorno lo rico de decir ser ‘’Salesiano desde chiquitico’’.
 

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